Lo que sufrís sirve para vuestra corrección. Dios os trata como a hijos, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrija? (82). El lo hace con vistas a nuestro bien, para que participemos de su santidad (83). Toda corrección no parece de momento agradable sino penosa, pero luego produce fruto apacible de justicia en los que en ella se ejercitan (84).
(82) Heb, 12, 7
(83) Heb, 12, 10
(84) Heb, 12, 11
No hay comentarios:
Publicar un comentario